El que espera no debe descansar
El cambio no consiste sólo en pasar de una solución a otra de la forma más suave posible. Con la entrada en S/4 y las aplicaciones en la nube, una empresa abre nuevas posibilidades para el uso flexible, independiente y rápido de datos y recursos.
Todo esto es esencial si quiere sobrevivir en la era digital. Sin embargo, los frutos digitales sólo pueden recogerse si uno también se ha posicionado como una empresa digital. Para ello es necesario estar dispuesto a aceptar la complejidad, la imprevisibilidad y lo incompleto.
El cambio a S/4 y a las aplicaciones en la nube no es un acontecimiento ni un resultado, sino un proceso que requiere mucha energía. La buena noticia: este proceso es tanto una renovación como una preparación para las tareas del futuro. Entonces, ¿por qué esperar?
"La nube primero" es el mantra del CEO de SAP, Bill McDermott. Está haciendo constantemente que los productos se adapten a la nube. Muchos clientes que están contentos de que su sistema funcione bien o al menos lo suficiente en su servidor están ahora por cambiar. Todo ello sin una garantía de que todo lo que funcionaba en el sistema basado en servidor pueda implementarse plenamente en la nube.
El anuncio del inventor de los sistemas ERP de someterse a un programa de reestructuración, enviar a la jubilación a miles de especialistas de probada eficacia y buscar al mismo tiempo miles de nuevos para el valiente nuevo mundo de la computación en nube, ha levantado ampollas.
Los accionistas se alegran de que el grupo se prepare para el futuro. Los clientes, en cambio, se estremecen ante la misma noticia y leen con preocupación que el grupo aún no está plenamente posicionado.
La visión es clara. Pero -como todas las visiones- no va acompañada de una fecha concreta. Por eso, a los responsables de SAP de muchas empresas les resulta tan difícil fijar objetivos concretos para la conversión a S/4 y a la nube y dotarlos de una fecha.
La propia empresa está contribuyendo a la incertidumbre con su errática y cambiante política de personal. Con Robert Enslin, no sólo el tercer máximo responsable de SAP abandonó la empresa en pocas semanas a principios de abril de este año, sino también el principal responsable del negocio de la nube. Esto no es una señal de continuidad.
El miedo y la reticencia son comprensibles. La transición es larga y compleja y pone en tela de juicio muchas de las inversiones y programas que se han dedicado a construir el entorno Hana como tecnología independiente, por no hablar de la inversión en la formación y la competencia de personas que habían centrado sus conocimientos enteramente en soluciones locales.
Por otro lado, hay muchas empresas que se sorprenden al darse cuenta de que el esfuerzo de conversión eclipsará todas las actualizaciones y traslados anteriores. Sin embargo, esperar y dudar sería fatal. Los clientes, los proveedores y las empresas ya están exigiendo a las compañías que cartografíen enormes cantidades de datos en tiempo real.
Y eso significa poner a prueba por completo el panorama ERP anterior. En la mayoría de los casos, esta revisión muestra que muchos procesos y sistemas de la empresa han crecido históricamente.
Su número puede reducirse con una buena planificación y una visión de conjunto fiable. Esto por sí solo da a la empresa más flexibilidad y libertad.
Si a esto se añade una mejor potencia de cálculo, un ahorro de costes gracias a la reducción de la carga de los servidores y una experiencia de usuario uniforme, el cambio se convierte en un argumento comercial que merece la pena.
Quizá el efecto de aprendizaje sea aún más decisivo: no es sólo la conversión a la plataforma en nube de SAP lo que convierte a la empresa en una empresa verdaderamente ágil e inteligente. Más bien, es el viaje el que aporta importantes conocimientos, experiencias y beneficios, con todas sus molestias y costes.
Para Sapphire en Orlando, SAP traerá importantes anuncios sobre Hana y la estrategia en la nube. Sin embargo, quienes esperen noticias que faciliten la toma de decisiones y las hagan más livianas, esperarán en vano. Siempre hace falta valor y ganas de cambio.